28/9/13

NORTE Y SUR DE LA ECOPOÉTICA

Fuera de Estados Unidos ya se habla de conceptualismo y Flarf como tendencias de la poesía experimental de la primera década del siglo XXI. La “ecopoética”, en cambio, aún pasa inadvertida en Latinoamérica.

Su antecedente es el ecologismo y hacia los 1990’s, la “ecocrítica” sedimentó como enfoque analítico.

El ecocrítico acecha, por ejemplo, cuál es la imagen de la naturaleza activa en una obra. Muchos autores y obras han sido ya analizados bajo perspectivas ecocríticas.

De este clima surgió la ecopoética: poesía que explora la naturaleza no como temática sino como nuestra serie de relaciones con el ambiente.

La ecopoética se diferencia de la poesía sobre la naturaleza en que surgió a partir del acuerdo académico–creativo de la destrucción del “yo” y el “hombre” como centros, consumada por Barthes, Foucault y Derrida.

¿Cómo escribir una poética ambientalista en un sentido post–romántico y post–estructuralista? es una pregunta ecopoética.

En Estados Unidos, la revista ecopoetics (sólo minúsculas) apareció en 2001, editada por Jonathan Skinner, y promovió la idea y praxis de la ecopoesía. Censar autores es menos relevante que la inquietud común de hacer poesía ecologista.

Más allá del paisajismo o idealización de los seres “naturales”, lo que se busca indagar es la interdependencia (urbana y no) con la naturaleza contemporánea.

La ecopoética aspira a ser activismo y ética. Detonó en Estados Unidos por el ecologismo y, a la vez, por la necesidad capitalista de crear nuevos nichos laboral–intelectuales.

La ecopoética fue la oportunidad de que una generación progresista formara una estética colectiva no necesariamente izquierdista militante. La ecopoética fue un refugio para muchos poetas y lectores.

Afortunadamente, la ecopoética ya no es "novedad".

Llama la atención que este movimiento no tuvo eco inmediato en Latinoamérica. Quizá el diálogo comenzará en esta década o quizá nunca, algo nada raro entre el sur y norte de América.

Mantengámonos atentos a la difusión, traducción, análisis y reformulación de la ecopoética anglosajona en América Latina y a la posibilidad de que se desarrolle aquí un injerto ecopoético.

Los ecos de una ecopoética en Latinoamérica serían el altoparlante nerudiano y el neobarroco como (paradójica) ecología naturalizada del poema complejo latinoamericano. Y quizá las cosmovisiones indígenas.

Probablemente aquí también podría iniciar como enfoque analítico que otorgue bases teóricas hacia voces, técnicas y formas de poetizar ecologías, la contaminación, los desastres, el consumismo y nuestra relación con el ambiente.

Pero quizá una poesía verde no sería afín a las culturas literarias latinoamericanas.

Explicar su ausencia, indudablemente, será en el futuro tan revelador como documentar la reinvención o visibilización de ecopoéticas en Latinoamérica.

20/9/13

IN MEMORI@M RAFADRO (1967-2013)

Rafa Saavedra, autor de Postcards de ocio y odio
“En enero del 2011, descubrí que mi riesgo cardíaco era 4.0, el más alto. Bajo esa condición el único ejercicio posible era caminar”. A inicios de mes, Rafa Saavedra tuvo un infarto. El pasado martes 17 de septiembre, Rafa no sobrevivió la cirugía.

Su muerte dejó un vacío tremendo. Rafa era el escritor tijuanense. Sus libros emblemáticos son Postscards de ocio y odio (1995); Butten Smileys (1997) y Lejos del noise (2002). Hubo otros después y otros vendrán pronto.

Este verano hablé con él sobre sus libros y su investigación en la maestría de Estudios Culturales en El Colegio de la Frontera Norte acerca de la escena fanzinera fronteriza en los 1980–1990.

(Rafa, entre otras cosas, veía a los fanzines como antecedentes de los blogs).

En el 2001–2002, Rafa detonó el Tijuana Bloguita Front, una red de blogueros: internautas, trasnochados, escritores, culturosos, artistas, amigos y cualquiera que posteara y linkeara, para hacer crónica vital, leer con adicción y vernos en fiestas, bares y weekends interminables.

El TJBF fue un experimento on & off–line, que alternaba internet, ciudad y escritura. Fue una tribu fabulosa, irrepetible y plural.

Rafa Saavedra no era el líder —no había—: era el corazón eléctrico. Rafa fue un nuevo tipo de escritor post–total.

Sus textos tronaban géneros: ni crónicas ni cuentos ni reviews, eran Rafa escribiendo. Debido al salto, la crítica sigue paniqueada.

Rafa escribía cool y denso: codificaba el frenesí noctámbulo y personajes–colectivos palpitando en un lenguaje híbrido salpicado de photo–ops idiomáticos y cosas que escuchaba de la gente.

Rafa anotaba en su cuaderno, copy–pasteaba y luego rehacía y remezclaba en pantalla, aunque el componente principal era su alabanza a la vida definitoria.

Su oído era música indie; su tecleo, métrica post–mediática. DJ Rafadro era actitud y ethos network.

Se mantuvo al margen de la literatura mexicana. Se sentía más afín a su programa de radio, ser popnediscos y la calle. Rafa era su propia literatura post–mexicana.

Decidió publicar de modo independiente y experimentar con redes sociales, combinar fotografía y escritura virtual. Fue el primer escritor latinoamericano sistemáticamente ciberrealista.

Rafa era un amante de la urbe. Seguía la pista a las nuevas tendencias de consumos, lifestyles y lenguajes. Era un archivo drástico, lleno de guiños, autor de coolto.

Rafa siempre sabía qué seguía. Su ruta reciente: crashear lo académico.

Como persona, Rafita era feliz y mega–amiguero. Optimista desencantado y nihilista buena onda. Checaba todo lo que sucedía para ironizarlo en un after.

Rafa Saavedra fue el escritor experimental mexicano más genuino de los últimos veinte años. 

Llevó la escritura fuera del libro y a la escritura la drogó de medios.

Las palabras favoritas de Rafa: pals, fiesta, beyondeado, ahora, enjoy, Tijuana, my friends.

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Lo que Rafa y yo queríamos a principios de siglo: http://www.stmedia.net/noticias/escenario/recordando-a-rafa-saavedra#.Uj0azlO5-ky

Lo que Rafa decidió decirnos recientemente:  http://vimeo.com/46787385


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English translation by Guillermo Parra: http://venepoetics.blogspot.com/2013/09/in-memorim-rafadro-1967-2013-heriberto.html

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Posdata de enero del 2015: todavía Tijuana me parece distinta sin Rafa. Sigo creyendo que  la de Rafa fue una pérdida tremenda; sigo sin poder creer, sin querer creer, que Rafa se fue. 

14/9/13

¿QUE FUE DEL PROFE?



 Los maestros marchan en campo minado. Desde un punto de vista cultural, ¿qué imágenes explotan?

Desde el cine de Cantinflas, la música de Cri Cri y los multimedios de Chabelo hasta la filosofía de Vasconcelos o Las batallas en el desierto de Pacheco, ser “profe” ha sido representado como guía, aliado, ideal de los más necesitados económica y emocionalmente. El Profe como Pastor.


Hoy en los medios se combate esta representación cambiándola por la del Profe-Tribu: “huevón y revoltoso” de Plaza.



 Estos dos imaginarios están chocando.

El régimen post-revolucionario necesitó a los maestros para expandir su ideología nacionalista y aun de izquierda. Esos dijes ideológicos se los quitó el gobierno en los noventa. Pero afincaron en el magisterio.

Los profes son pastores contra la sociedad de control.

Su poder cultural consiste en administrar flujos de información y descontento contra el nuevo sistema.

Como los curas, han perdido prestigio. E Internet, en cierta forma, les quitó un viejo poder (repartir la información) y les dio otro (obtener más contra-información). El profe supo llegar vivo a la cibersociedad. ¿La sobrevivirá?

Los mexicanos que educan a otros a tener una actitud subversiva no son los intelectuales o artistas (casi siempre conservadores y sin contacto con las mayorías).

Los periodistas mexicanos, por su parte, nunca han tenido la respetabilidad social que se ganan miles de maestros anónimos.

Son profes de primaria y secundaria quienen educan a millones de chavos a desconfiar de Televisa. Y son ellos quienes luego dan base teórica contra el régimen en la preparatoria y universidad.

Los maestros son la oposición cultural con más influencia en el país.

Desde hace años mantienen intensa lucha. Se opusieron al modelo de “competencias” que ve al estudiante como mano de obra; se opusieron, asimismo, a la eliminación de materias (la filosofía, por ejemplo) y contenidos (indígenas desalojados de los libros de texto). Los maestros resguardan.

Ahora que se agudiza el modelo económico capitalista mediante la reforma educativa, hacendaria y energética, los maestros dan una batalla más.

No perdemos de vista que además de su historia mexicana, esta movilización es global. Maestros y estudiantes llevan años tomando las calles para enfrentar recortes y “reformas” educativas desde Chile y Centroamérica hasta Grecia y California.

Muchas veces medios representan esta lucha como “laboral”. Y las protestas reciben la cobertura de un reporte de tráfico.

A nivel cultural, masas de maestros rechazan formar trabajadores y televidentes pasivos. El viejo y endeble enlace entre magisterio y gobierno, ¿desaparece?

El fantasma aparece en varios frentes: aulas, calles, medios e imaginarios.

¿Qué le pasa al Profe? Díganos, Profe, acaso, ¿está mutando?



7/9/13

LA CRÓNICA, ¿MEJOR QUE FICCIÓN?

Efecto dominó en la literatura hoy: se acusa a la ficción de flaca y se reporta buena química y click con la crónica por ser más veraz y “actual”. Discutamos este giro.

Uno de mis primeros libros (Tijuanologías) fue una crítica a la crónica de lo fronterizo. La crónica es hibridismo: combina los rasgos dominantes de varios mundos. Crea la ilusión de lo nuevo mediante remix–dominatrix. Por eso conquista.

Non fiction, la crónica se dice género sin cortapisas. Brava “transparencia”, es una escritura que dice abandonar sus artificios.

A favor del Principio de Realidad, para ser aceptada muda el placer del texto —golosina compleja— por el placer del lector (en tiempo real).

Tal escriba consigna la realidad para mostrarla (diga lo que diga) sometida. Como testimonio y cámara crea confianza periodística y autobiográfica. Pero se formó en la guerra y la policía.

La crónica, “historia verdadera” —antes de ser Tru(e)Man Capote— fue la forma en que la Conquista condena, censa, convierte, apodera, maravilla y compadece al indio que encadena.

Entre el anacronismo de la ficción y la apoteosis de la crónica, prefiero lo ana–crónico.

La TV educó a un mundo de lectores y autorías que la remediaron como género literario. La crónica contemporánea es camarografía y microfonía ya amadas. La nueva crónica es la voz y mirada de la vieja televisión.

La crisis de la novela, querer re–enganchar al lector y narrar esta época gestaron sus rasgos heroicos, hegemónicos: el boom de la crónica debe mucho a ser anglo–reality–form. La crónica es el cowboy de los géneros.

Por ser vaquera y mezclilla es popular en internet, donde la ficción, por varias razones, se malluga pronto y casi se antoja menos que la poesía, a menos que sea en un pdf para guardarla (por si algún día...)

La crónica o, al menos, su tono sensacional, es respiración boca a boca de varias literaturas, al volverlas familiares a otros tonos narrativos al que está acostumbrado y aplaude el lector hipermediatizado. Los cronistas lucen bien en los festivales.

La cima del tono crónico anuncia su picada. No en balde, la crónica es el plato fuerte de una generación de narrativa latinoamericana (más bien epigónica).

El giro de la crónica distanció al narrador y lector de la novela literaria. Será difícil que muchos de esos lectores y escritores, después de que se disipe el boom de la crónica, vuelvan a la ficción literaria, una de nuestras pocas aliadas contra la “verdad”.

La crónica es también un género rebound: nos enamoramos de ella para no enfrentar el dolor de la separación de la novela.

Quien narra o lee ficción sabe que miente, trueca, inventa. Quien hace o sigue crónica, en cambio, cree lo que dice. O peor aún: así lo parece.

Con la crónica pasamos del realismo mágico a la magia del realismo.