29/12/12

CONACULTA: LO CULTO, ¿QUE OCULTA?




Desde el regreso de Rafael Tovar y de Teresa a Conaculta —que ya encabezó en los sexenios de Salinas y Zedillo— circulan en prensa e Internet un par de planteamientos: cultura para reparar el tejido social y la promoción de una industria cultural independiente.

Hablar de programas culturales para reparar tejido social alude a espectáculos gratuitos o centros culturales comunitarios (con cursos, eventos y acervos). ¿Es posible en México mantener un proyecto así?

No. Se pueden hacer infraestructuras simbólicas. Un festival aquí; un espacio allá. Granos de arena en un pozo sin fondo.

Además, en México hablamos de ese sueño como si no existiera ya una gigantesca red de espacios donde millones de niños y jóvenes asisten durante varias horas, casi todos los días: las escuelas.

Ahí es donde los niños y jóvenes —y sus familias— podrían adquirir conocimientos y experiencias para alejarles del subempleo, violencia y desesperanza.

Pero el sistema escolar mexicano es un desastre y seguirá siéndolo con el regreso del PRInosaurio que lo operó el siglo pasado.

¿Y la idea de una industria cultural independiente? Pongamos el caso de las editoriales. ¿Por qué necesitan el dinero del Estado para sobrevivir? Principalmente, porque no hay suficientes lectores. ¿Por qué no hay lectores? Porque el sistema escolar que podría producir millones de lectores no sirve. Las cifran lo prueban.

(Para colmo, la red de bibliotecas públicas no funciona y, por ende, no compra ni resguarda los libros que el país produce).

Escuchar las propuestas de Tovar y de Teresa implica olvidar que las misiones que tiene en la mente ya tienen una infraestructura que debería cumplirlas directamente: la Secretaría de Educación Pública.

Desde su creación, Conaculta opera como una especie de intervención gubernamental de disimulada emergencia, por ejemplo, inyectando recursos a la cultura “alta” mediante apoyos y subsidios a la creación artística culta (profesional y joven), y enlazando simbólicamente una parte de ella con otras poblaciones.

Sin Conaculta, la cultura “alta” estaría en la misma crisis que el sistema escolar. Muchas iniciativas, creadores y espacios no podrían continuar o tendrían actividades mínimas y rudimentarias.

Lo que dice Tovar y Teresa refleja que la SEP —en cuestión de reparar el tejido social y promover manifestaciones culturales— es como si no existiera.

Entonces, Conaculta, por un lado, sustenta proyectos simbólicos, estratégicos o coyunturales con la población general y, por otro, mantiene una variada infraestructura andando para evitar que también la cultural alta se desplome.

Conaculta es una venda que, al ayudar a la clase culta, oculta el completo fracaso popular de la SEP.

A nivel macrosocial, sin embargo, Conaculta no puede servir ni como curita en la gigantesca herida abierta del narcosistema.


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26/12/12

LISTAS DE MEJORES LIBROS MEXICO-2012 (y 2013)


(Orden en que he ido encontrando los links. Si estoy omitiendo alguna, por favor, manden la info. La intención de estas listas es promover la lectura. Luego discutimos nuestros desacuerdos, primero promovamos la lectura).


Listas de mejores libros del 2012:

Libros más vendidos en el 2012 (El Economista): http://m.eleconomista.mx/entretenimiento/2013/01/12/libros-mas-vendidos-2012 

Jaime Mesa: http://ladobe.com.mx/2013/01/mis-lecturas-mexicanas-2012/

Juan José Rodríguez: http://www.eluniversalmas.com.mx/editoriales/2013/01/62374.php

Sergio González Rodríguez: http://www.malvaflores.com/los-mejores-libros-de-2012.html

En15 Carlos Puig (lista de Ariel González): http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9167866

El Norte: http://alcierredeedicion.blogspot.mx/2013/01/136-libros-del-2012.html

Mijail Lamas: http://resenariopoesia.wordpress.com/2013/01/01/los-libros-del-2012-mijail-lamas/

Frente MX: http://www.frente.com.mx/el-ano-en-el-que-los-chicos-miraron-de-frente-a-los-gigantes/

Claudia Guillen: http://sdl.librosampleados.mx/2012/12/hashtags-mejoreslibros-2012/

Antonio Ortuño: http://opinion.informador.com.mx/Columnas/2012/12/24/algunos-libros-de-2012-2/

Vive la lectura: http://www.vivelalectura.com.mx/noticias/index.php?id=121

Iván Farías: http://difamacion-y-conspiracion.blogspot.mx/2012/12/los-cinco-mejores-libros-del-2012.html

Nexos (varios autores): http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=2103074

Tryno Maldonado: http://www.m-x.com.mx/2012-12-19/cinco-novelas-relevantes-del-2012-y-el-peor-libro-del-ano-por-tryno-maldonado/

Sopitas.com (varios autores): http://www.sopitas.com/site/191708-los-20-mejores-libros-del-ano/

Ignacio Sánchez Prado: http://ignaciosanchezprado.blogspot.mx/2012/12/mis-libros-favoritos-de-2012.html


Lista de los libros que vienen en el 2013

Milenio: http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/63b261ef25a695b8fd31fbd6ab2d82f6

El País: http://blogs.elpais.com/papeles-perdidos/2013/01/los-libros-que-protagonizaran-2013.html



LISTAS INTERNACIONALES:

Oliverio Coelho: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/subnotas/27429-7106-2012-12-30.html

Las mejores portadas del 2012: http://www.flavorwire.com/362182/the-best-book-covers-of-2012-as-chosen-by-our-favorite-book-cover-designers

Top ten de Julio Ortega: http://www.elboomeran.com/blog-post/483/13082/julio-ortega/top-ten/


Ernesto Hernández Busto (Penúltimos días): http://www.penultimosdias.com/2013/01/03/mis-libros-del-2012-3/

Ricardo García Mainou: http://www.cineparallevar.net/lashorasperdidas/archives/10814

Libros que vienen en el 2013: http://www.eluniversal.com/arte-y-entretenimiento/121231/libros-de-2013-de-lo-erotico-a-lo-nuevo-del-cervantes

Los 10 mejores libros del 2012 (El País): http://aristeguinoticias.com/2912/kiosko/los-10-mejores-libros-en-espanol-del-ano-segun-el-pais/

España (El País, Babelia): http://www.elpais.com/especial/libros/

Argentina (La Nación): http://www.lanacion.com.ar/m1/1538673-libros-para-celebrar-el-ano

Colombia (Semana): http://www.semana.com/cultura/articulo/los-mejores-libros-del-ano/325461-3


Mándame link de otras listas (lectores, escritores, blogueros, etc) para agregarlas: heribertoyepez@gmail.com

POSDATA: Esta no es una lista de lo mejor del 2012 (por Ejival): http://afterpop.tv/2012/12/esta-no-es-una-lista-de-lo-mejor-del-2012-por-ejival/

21/12/12

NATIVOS CUESTIONAN ACADEMICOS


Los académicos para conseguir un trabajo, como en cualquier otra profesión, deben ofrecer algo nuevo. Eso es positivo. Excepto cuando la relación con algo “nuevo” tiene el único fin de conseguir un puesto o visibilidad.

Hace dos décadas nuevos académicos se colgaron de la aparición de más de una literatura del norte. Nos entrevistaban o te pedían tus libros porque les resultaban inconseguibles. Generalmente, nunca más sabías de ellos.

Al norte nunca se le había dado importancia literaria. Escribir de ese norte en un momento en que no paraba de publicar libros interesantes, se hizo lo que ellos mismos llaman una “industria”. Convenía ponenciar sobre esos salvajes.

Los 90’s y 2000’s, docenas de congresos, artículos MLA en Indiana Jones-Journals y, claro, las Memorias (ed.)

Los escritores del norte pocas veces recibían siquiera un ejemplar o aviso. Las comunidades, mucho menos.

En el 99% de los casos, no éramos sino objeto de estudio, tema nuevo para acrecentar su currículum. Al norte, en nada le beneficiaba ese “descubrimiento”.

A partir, más o menos, del 2004 se dio un giro. Ahora los nuevos académicos necesitaban ofrecer algo distinto, y como ya se había ofrecido que la literatura del norte de México estaba en apogeo y era interesante, los nuevos académicos necesitaban decir lo contrario.

Rastrearon libros, maquillaron sus intervenciones con un teórico norteamericano o europeo que explica lo que hace el nativo, saquearon ideas del norte, titularon su statement cool y, de nuevo, nos enteramos cuando la tendencia se hizo apabullante.

En la última década, la nueva ley dicta que hay que atacar la literatura del norte para tener invitaciones, puestos y notoriedad.

Hoy se nos acusa de todo. Desde ser parte del crimen organizado hasta tener lectores que pagan por nuestros libros.

Estimados académicos y académicas a las que les quede el saco, por favor, dejen de usarnos.

Nuestro ego no los necesita ni nuestra cultura se beneficia en nada.

Llevan ya muchos años colgándose del trabajo literario del norte.

Si ustedes creen que el nativo norteño es tan torpe que los necesita para definirse, “validarse” o “progresar”, o que no se entera o no dirá nada, s*u*e*ñ*a*n.

Yo no soy amable. Pero casi todos mis colegas sí, y ustedes se han aprovechado de su amabilidad.

Antes éramos los “chichimecas”, los “provincianos”, los “bárbaros”, los exotic-posmos; hoy somos los “narcoliteratos”. Y a estos chichimecas, provincianos, bárbaros, exotic-posmos y narcoliteratos no nos gusta que se metan con lo que más amamos: el norte, la tierra en que nacimos y donde vamos a morir peleando.

Y sí, somos lo “regresivo”, lo “mal hecho”, lo “violento”, lo “efímero”, lo que necesita dejar de ser así. Somos la basura costumbrista, la pior de las carnes asadas.

Somos todos tus prejuicios, bibliografía incluida.

16/12/12

LA CIUDAD LETRADA NO QUIERE MORIR


Una lista de los libros de crítica que han hecho una aportación clave en Latinoamérica tendría que incluir La ciudad letrada de Ángel Rama, una crítica al “grupo letrado” que se formó en la Colonia y continúa hasta nuestros días.

Rama se refería a los religiosos, educadores, escritores, intelectuales, todos aquellos encargados de manejar la pluma, los “dueños de la letra”.

Decía Rama: “No solo sirven a un poder, sino que también son dueños de un poder”. La semana pasada que criticaba la concepción elitista, “civilizatoria” de Vargas Llosa al contraponer la “Ciudadela de los Libros” contra la “barbarie”, lancé un guiño de ojo para recordar lo dicho por Rama y otros sobre la “Ciudad Letrada”.

La “Ciudad Letrada” comenzó en la Colonia y sobrevivió después de la Independencia. Su función era mediar entre el poder gubernamental y el populacho a través de la escritura “leal”. Además, alabar la Bella Forma, por ejemplo, trazando una división clara entre la escritura y el habla vulgar, “cuya libertad —anota Rama— identificó con corrupción, ignorancia, barbarismo”.

En México, La ciudad letrada es una crítica tajante que se gusta olvidar, descalificar e ignorar. Quizá porque el propio grupo letrado aquí, con toda pompa, se denomina “República de las Letras”.

Cada vez que escucho o leo esta expresión no puedo evitar pensar en el libro de Rama, una crítica devastadora como pocas.

Hasta la fecha, y sin que parezca preocuparles esta continuidad, muchos escritores y escritoras en México continúan la Ciudad Letrada. Digamos, constantemente defienden la lengua escrita contra el “desorden” del habla popular, y escriben airadamente contra los intentos de escribir libros que de algún modo reflejen la miseria y el analfabetismo, porque según esta postura elitista, colonizada, escribir literariamente debe significar darle la espalda al “caos”, no mezclar la bella letra con la calle puerca.

Lo peor de esta situación es que entre las escritoras y los escritores jóvenes es donde actualmente más se siente la vigencia orgullosa de los valores caducos de la Ciudad Letrada.

Quizá lo que vendrá obligará a una ruptura entre esta concepción reinante y una concepción más “bárbara”, socialmente consciente, autocrítica, una literatura ética en México.

Por ahora, sin embargo, esto es una utopía. La Ciudad Letrada se extiende, y con el regreso del PRI, seguramente, se fortalecerá.

El libro de Rama —no obstante algunos problemas (creo yo, algunas condescendencias que todavía tuvo con la escritura literaria)— es un buen testimonio y diagnóstico de un problema vivo. El problema de si la letra seguirá ignorando y hasta defendiendo la desigualdad y la mentira embellecida, o si, en algún momento, la letra será parte de un cambio de modelo social. 



8/12/12

VARGAS LLOSA CONTRA LOS VÁNDALOS


En “La Ciudadela de los libros” (El País, 2-12-2012), Vargas Llosa elogia el sexenio de Calderón (y a Consuelo Sáizar en Conaculta), por reunir los acervos de J. L. Martínez, Castro Leal, García Terrés, Chumacero y Monsiváis.

Vargas Llosa termina diciendo: “no creo equivocarme si digo que, una vez que pasen los años y se vayan desvaneciendo de la memoria histórica las violencias de estos años asociada (sic) al narcotráfico, la Ciudadela de los Libros seguirá allí, intacta, atrayendo cada vez más lectores, como un enclave de civilización invulnerable a la barbarie”.

El Nobel debería ya saber que oponer “civilización” a “barbarie” es visión anacrónica, colonial, ridícula ya en el siglo XIX —aun el tremendo Lucio V. Mansilla lo reía—; no entiendo, entonces, a Vargas Llosa en el siglo XXI usando términos tan falaces, tan clasistas, tan fáciles.

¿Y a qué “barbarie” se refiere? ¿A los narcos que son genéticamente perversos, diabólicos, inexplicablemente violentos? Por supuesto que no: esos “monstruos” o “bárbaros” no existen. Son una fantasía.

Se refiere a los narcos reales, supongo, aquellos que como sociedad construimos mediante el autoritarismo familiar, escolar, eclesiástico, mediático y político. Aquellos que llegan al crimen por la desigualdad, el desastre educativo, la violencia física, emocional o psicológica que sufrieron y ahora devuelven al cuerpo social, del que también aprendieron a competir sin sentir.

Si Madame Bovary hubiera nacido en zona marginada de Sinaloa quizá sería una “madame” bárbara. Quizás una sicaria “salvaje”, una mula del narco. Por mala suerte de nacer en pueblo machista o barrio jodido quizá nunca conocería el lujo de los libros. Quizá por pura pena no se asomaría siquiera a bibliotecas. Si bien le iba: “Mija, migra”.

Vargas Llosa yerra si cree que la “barbarie” es distinta de la “civilización”. En realidad ella orilla a muchos de distinto modo (casi siempre desde edad temprana) a cumplir el rol de “bárbaros” para que nosotros, Los Civilizados, podamos ocultar nuestra colaboración, sentirnos superiores e incluso tele-indignarnos.

Justo cuando Vargas Llosa soñaba un “enclave de civilizacion invulnerable”, en la Ciudad de México, Ebrard llamaba, precisamente, “bárbaros” a los jóvenes que hartos de tantas cosas golpeaban la ciudad que ha golpeado muchas de sus esperanzas.

Ellos —los nacos, los narcos, los anarkos— quedan fuera de esa pulcra Ciudadela que acoge los libros que en nuestro México tan inequitativo, la rapiña gubernamental y sindical impide que lleguen a los niños.

Una parte de esos niños serán los “vándalos” del futuro y no faltará un escritor que, ante tal grey astrosa y tribu callejera, contraste la violencia de esos “bárbaros” con el sereno éxtasis de una gran biblioteca de cinco escritores respetados.

1/12/12

DE MAL Y BUEN HUMOR



Escuchar a otro —leerle— pide buen humor. Podría ser que la historia de la lectura sea el proyecto de posibilitar el “buen humor”.

Pero el espíritu chocarrero de lo inflexible lo aniquila; da la sensación o certeza de que la vida no puede ser mejor.

El buen humor es “buen” porque hay otro: el “mal” humor, que no solo es enojo sino otro tipo de humor y ese también ríe: la ironía. 

Esa risa que implica que no hay cambio, no demasiado. Risa reaccionaria.

Ironía es risa que se llama a sí misma risilla.

Por su parte, el buen humor se ríe del quiebre de lo estable, como un niño ante un perro con sombrero, que le da gracia de lo inusual.

La ironía, en cambio, se ríe diciendo: con todo y sombrero, perro es y punto.

La risa del buen humor encuentra lo irreal de lo real, y ese hallazgo provoca su risa y una predisposición a reír otro día.

Predisposición a renovar la risa, que es histórica, memoria. También el buen humor nace de la experiencia, resulta de una confianza, optimismo. No solo la ironía tiene archivo.

Uno no ríe ante el mismo chiste de la misma forma; la risa del buen humor espera algo distinto. La apertura a esa diferencia como posible (y frecuente) lo define.

Si el buen humor ríe celebrando la flexibilidad (la trans-formación), la ironía se ríe burlando de la posibilidad de un giro.

Ese giro que para el buen humor es un giro hacia lo distinto, y para la ironía un giro hacia lo mismo.

La ironía es pronóstico contra la fortuna. Ella dice: no es posible, no funcionará, no tendrá éxito.

La ironía ríe desde el futuro: “Ya verán en qué terminará eso”. Es la risa desde un futuro viejo, futuro que ya (se) sabe.

El buen humor, en cambio, es risa niña. Todo sorprende. Todo es su otro modo.

“Ríete, no lo dice en serio” significa: lo dice jugando, quiere mostrar que su punto de vista puede ser otro, lo está inventando. Y aunque la ironía también dice lo uno y lo otro, lo dice para negar que lo otro sea posible. Dice “qué original...” para decir: “Ya lo he escuchado antes”.

Como la ironía es escéptica, para ella el buen humor es ingenuo.

Pero en la risa generalmente se juntan mal y buen humor. Casi siempre la ironía habita cada risa, porque el hombre está hecho de pasado, que como mala experiencia desea colonizar más y más.

La ironía nos protege de la frustración de haber creído otramente. “¡Ni creas que tengo esperanza!” es el letrero pegado en la frente de la risa irónica o, mejor dicho, su mordaza.

Pero a veces en la risa asoma la niña, como leve evidencia de que lo humano prematuramente está amargado, herida huidiza de su lágrima viva para reír genuina por gracia imprevista.

Poco a poco devenimos irónicos. Es la familia, es la escuela, es la Iglesia, es el empleo, es la noticia, es la política.

El buen humor todavía es utopía.



24/11/12

MEMORIA DE MIS TRES TWINKIES TRISTES


La semana pasada escribía del email como ya anticuado, venido de otra época, ya sin novedad. Tan anacrónico como el Sci-Fi.

Apenas apareció mi texto, ese mismo sábado se anunció la extinción de los twinkies. Se va la compañía Hostess.

Vi la noticia en la tele y corrí a la tienda a comprar tres twinkies tristes.

Miles de personas lo hicieron. En México se le llama “submarino”, pero ¡un twinkie es un twinkie! Repulsivo, empalagoso, nauseabundo. No sé cómo los twinkies me gustaron tanto de niño. Supongo que era porque sabían como los mocos.

No faltará quien use twinkies en su novela, como algo entrañable, toque de época, pues, todo este planeta, la novela busca trucos baratos para sobrevivir.

No digo que la novela vaya a morir, al contrario, creo que la novela vive una gran época retro, y muchos editores la sienten en riesgo, y para emocionar a novelistas y lectores inventan premios que jurados entregan a escritores con los que se emborrachan o, al menos, fueron lo menos peor.

En muchos salones ya nadie lleva fotocopias. Casi todos tienen su Mac. Desde hace mucho la PC se reserva a las personas que se resisten al cambio.

¿Los cd’s? ¿Los dvd? Han pasado de moda. Hace poco un amigo me explicó que algunos productores de música han recurrido a los cassettes para darle cierta chispa a la industria.

Yo coleccionaba estampillas, ¡un filatelista!, y desde los 90’s sabía que las estampillas morirían. Esa época ya llegó para algunos países. Comprar estampillas es cada vez una de las últimas oportunidades de hacerlo. ¿Será?

A lo que voy es que vivimos en el siglo XXI pero todavía estamos en un mundo de cosas del XX, y ese montón de cosas agoniza lento, muy lento.

Aguantan. O son reemplazadas por nuevas tecnologías o variantes que pronto también envejecen. Nuestra época se distingue por sus ruinas de plástico reciclable.

En académicos o estetas, digamos, ya no se juzga interesante al posmodernismo. Ya fue. Pero ahí sigue, como la deconstrucción.

A nuestra época le falta un gran invento. Ya fuimos a la Luna, ya vimos (y arrumbamos) la tele, ya engordamos en Internet, y todos los mass media ahí la llevan, dos tres. Algo sucede y es muy extraño.

Estamos viviendo entre puro retro, tenemos ya desde hace mucho una vida vintage.

Y lo más retro-jodido son las guerras, la policía, los narcos, todo eso que viene del pasado (con todo y ropa) y no quiere irse, como el mariachi y esa música, vieja, repetitivo, todo eso que debió morir junto a Siempre en domingo.

He cruzado los dedos. No quiero que nadie rescate o rehaga a los twinkies. Quiero conocer la experiencia de algo que se vaya para siempre, no nos deje su esqueleto, ni fotos, ni ebay para comprarlo de vuelta.

Quiero —como he querido pocas cosas en la vida— que de verdad esos hayan sido mis últimos tres twinkies tristes.

17/11/12

YA ESTUVO BIEN DE EMAILS


No escribiré sobre el “fin” o “crisis” del libro sino de la nueva vejez de otro medio: el email.

Se puede alegar que el email apareció en los setenta o antes. Recientemente incluso Noam Chomsky debatía quién y cuándo se inventó el correo electrónico, pero realmente —vocablo cada vez más irreal— se masificó en los noventa, lo que significa que muchas personas ya llevamos dos décadas de imeyleo.

Y estamos francamente hartos del email.

Justo cuando todos celebrábamos que otra vez hacíamos cartas, y que otra vez la escritura era crucial para la humanidad y bla-bla, de pronto ya todos prefieren subir otra foto más o apretar el botón de “me gusta”, y luego bostezar.

No queremos decirlo, suena arrogante —como si recibiéramos muchos emails, y no nos interesara contestarlos— pero el ser humano no puede tolerar tanta obligación virtual. El email ya es una rutina. Otra pequeña burocracia del día a día.

Si alguna vez el email nos emocionó —pegados al monitor esperando la llegada del email que cambiaría nuestra vida o, al menos, nuestro weekend de calentura—, veinte años después el email ya no es lo mismo.

Envejeció el chat, incluso chocheó el blog y, en general, Internet ya usa bastón.

Si aún se puede alegar que las redes sociales tienen su encanto, el email, en cambio, se ha convertido en una carga. Ya muchos prefieren comunicarse por Twitter o Facebook. Bueno, incluso un mensaje por celular es preferible a la monserga de revisar el email.

Con este siglo, nació el sueño de abandonar para siempre nuestra existencia electrónica y tirar la @ al mismo museo donde está el hula hoop, el Atari y el fax.

No tener que contestar correos jamás. Ni iniciar cadenas de mensajes que hemos enviado cientos de veces, más o menos con las mismas palabras al inicio, en medio y al final.

Sospecho, no obstante, que aunque el email ya perdió su aura, persistirá. Se ha vuelto parte del Trabajo y el Hogar.

Ay, el E-mail, otra Vanguardia que se la lleva la Tiznada.

Así que ahora muchos no tenemos más remedio que usarlo como usamos el metro o Correos de México: con ganas de no tener nada qué ver con algo tan lento y quitatiempo.

Además de oldie, el email es un medio de comunicación hiper-neurótico. Al basarse únicamente en texto plano, sin el tono de la voz que ayude a entenderlo, el sentido de lo dicho es determinado por la expectativa emocional en la pantalla, lo cual facilita mil interpretaciones negativas.

Las peores de todas son las que se generan cuando uno no responde un correo, algo que casi todos tomamos como Gran Ofensa.

“Tanto que le escribí y no me contesta siquiera con una línea”.

Desde hace años, cada vez que termino de teclear mi contraseña y comienza a abrirse mi cuenta, suena en mi mente aquella canción de Cri Cri que dice: “Toma el llavero, abuelita, y enséñame tu ropero”.

10/11/12

SOBRE LA REPLICA DE SANCHEZ PRADO


Ignacio Sánchez Prado contestó a mi columna de esta semana, con la velocidad e inteligencia que lo caracteriza. Su comentario puede leerse aquí: http://ignaciosanchezprado.blogspot.com/2012/11/un-comentario-agradecido-la-columna-de.html

Me gustaría comenzar diciendo que al mencionar que es académico no estoy deplorando esa posición; al contrario, la aprecio por lo que tiene de rigurosa e innovadora.

Lo he dicho ya varias veces, creo que la academia tiene componentes sociales relevantes (no todos, por supuesto, y eso me preocupa bastante). Yo mismo llevo más de una década trabajando en la academia mexicana, donde trabajamos con muchas desventajas, y en el presente estoy en un doctorado, al que decidí entrar para finalizar este aspecto académico de mi trabajo cotidiano y escritural.

Pero precisamente porque lo académico no me es ajeno es que constantemente lo (auto)critico, deconstruyo y analizo. Y lo que dije sobre cierta domesticación en ciertos lugares de la prosa y pensamiento de Sánchez Prado lo señalo también como cierto guiño a lo que él mismo dice en su artículo sobre la domesticación que el FONCA impone a una generación de narradores mexicanos, es decir, la academia es una institución que también se hace presente en la prosa, en los giros del pensamiento, y no siempre lo hace de modo positivo. Principalmente creo que cierta academia norteamericana facilita ocultar la política conservadora o neoliberal que fundamenta una buena parte de sus prácticas.


El tema del discurso académico es algo que seguiré explorando. Lo trataré de hacer en mi columna en Laberinto, que siempre me ha interesado usar como una plataforma de cruces de campos. Para informar al lector mexicano y en Internet (donde la columna tiene se difunde en su versión electrónica y, por cierto, después de su aparición en semana, sigue circulando en la red). Por ahora me gustaría comentar que me parece clave no perder de vista el trabajo académico de autores/investigadores como Sánchez Prado; sin el seguimiento de este aspecto de la discusión sobre la cultura y la literatura, la comunidad interesada en la literatura en Latinoamérica está perdiendo información.

Hay muchísimo que decir al respecto y, desgraciadamente para mí, por la brevedad de mi intervención semanal, no puedo sino dosificar. Semana a semana elijo tocar un solo punto, y con la extensión posible, que por el periodismo siempre es insuficiente y, a la vez, una excelente oportunidad.

Entonces, lo que quiero señalar por ahora es que Sánchez Prado es un signo de un fenómeno más grande, y, como decía, eso pienso tocarlo pronto en mi columna.
 

Sánchez Prado alega que hay una matriz liberal. Tiene razón, por supuesto, sólo que yo agregaría que esa matriz liberal es ideológica. La política mexicana generalizada (sin ser matriz, sino más bien hegemonía, en un sentido cercano al gramsciano) es neoconservadora. Si hay una matriz en la cultura política, ciertamente, no es el liberalismo sino el catolicismo.

Ese catolicismo ya remanente en algunos casos; en otros, muy frontal, provoca una escisión, debido a que este catolicismo convive con un discurso post-revolucionario que no es capaz de terminar de aceptar su convivencia con los valores católicos y, por ende, mantiene una relación ambivalente. Por un lado, hay una necesidad de adhesión "cívica" liberal (puramente ideológica, es decir, enturbiadora de la práctica social real, efectiva) y, por otro lado, prácticas populistas o directamente capitalistas teñidas de valores conservadores que no quieren decir su nombre. El PRI es la base institucional de este conservadurismo. No hay necesidad de hablar del PAN y su claro vínculo con esta tendencia, y cada vez menos de la izquierda (PRD y AMLO) como fuerzas que beben de los valores conservadores, de ahí, la incongruencia de nuestra izquierda fuertemente cristiana. El regreso del PRI es el regreso de esta ambivalencia, de nuestra incapacidad de resolverla, por ahora.

Entonces, Sánchez Prado localiza componentes liberales, pero al analizarlos atómicamente, sin otros componentes de la molécula, corre el riesgo de abstraerlos, y perder de vista la fórmula de la cultura política mexicana, de muchas de sus versiones.

Casi diría que los componentes conservadores del pensamiento de Sánchez Prado aparecen, sobre todo, en omisiones. Omisión de contextos desde los cuales se hacen los speech acts liberales mexicanos; omisiones de componentes no-liberales de esas prácticas y discursos; omisiones de señalar con la misma dureza y análisis los actores de derecha, derecha-moderada, ex-izquierda o "centro-derecha" o "demócratas" que comenta con menos ahínco que la izquierda, su blanco favorito. Que critique a la izquierda me parece estupendo, yo mismo lo hago cada vez que tengo ocasión de poder hacerlo, pero como críticos (desde el periodismo, la academia, la literatura, etcétera) realizar la crítica al centro/derecha/ultraderecha es quizá más necesario, debido a que los poderes institucionales están en sus manos.

Ahora, no digo que Sánchez Prado no critique a centro/derecha/ultraderecha, sino que a veces lo hace de modo más sutil, omite los giros retóricos que utiliza en su crítica a la izquierda, de modo que su subversión crítica de estos actores queda más cifrada, y es menos protagónica, menos clara acerca de las aporías involucradas, por así decirlo, menos accesible, en más de un sentido. Y esta menor accesibilidad también dice algo acerca del discurso y su política.


Sánchez Prado tiene razón cuando habla de una falta de política radical. Pero, como dije en el breve texto publicado esta semana en Laberinto, Milenio, no estoy seguro que hacia allá apunte su pensamiento actual. De hecho, y arriesgo equivocarme podría decir que quizá él mismo no está seguro. Pero observo una tendencia a descreer en la posibilidad radical, es decir, en la posibilidad de lograr salir de esa "matriz". Y ahí es donde entramos en el peligro de regresar al PRI.

Lo decía hace un par de semanas: notemos el gusto que les da a los comentaristas políticos y culturales los fallos o gestos equívocos del movimiento 132; nótese el discurso condescendiente, con que se les ve como "muchachos" cuya "pseudo-rebeldía" terminará integrándose al sistema o revelándose como boba o inútil. Eso no ha cambiado en México no desde el 68, sino desde mucho antes.

Por eso podemos leer la incoherencia de ex miembros de la izquierda hoy convertidos en comentaristas neoconservadoras en más de un diario o revista.

Sánchez Prado, sin embargo, es mucho más inteligente que ese perfil literario/cultural mexicano. Pero coquetea con el modelo. Y un peligro aparece con su obra: el hecho de tratarse de un corpus académico, que podría crear la sensación de objetividad, y con ello de naturalizar esa mirada.

La incredulidad acerca de la posibilidad o efectividad de una política radical es un componente clave del régimen de valores alimentado por el PRI en el siglo XX mexicano, por su práctica social real. Por lo tanto, debemos cuidarnos de caer en esa inercia, de imponer esa mirada y deslavar la política radical mexicana, ante la cual estamos educados (o sobre-educados) para desaparecerla, para no percibirla o matizarla desde una ideología civíco-liberal que va a la par de una práctica social conservadora.

La obra de Sánchez Prado está (como todas) en construcción. Los componentes neoconservadores de su pensamiento (que son eso, componentes, y, por cierto, no necesariamente los principales, porque en su pensamiento también hay componentes radicales operando). Mi texto probablemente es sólo una invitación a poner sobre la mesa esos componentes y evitar que tomen control del giro final de su proyecto y, a la vez, su pensamiento es una invitación para muchos (me incluyo) a seguir trabajando la construcción de una política radical, a seguir desalojando la ideología liberal de la cultura política en México, y construir otro proyecto, otras prácticas.


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Otros puntos que quiero tocar:

En su réplica, Sánchez Prado dice que no valoro demasiado a Zizek. Debo escribir algún día un análisis completo de este filósofo-psicoanalista, pero mientras tanto recordaré esto: http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/8925520

Sánchez Prado dice que el uso del término que hago esta semana proviene de John Beverley, tiene razón en la medida que he seguido su discusión, junto a otras, pero el término lo tomo más bien de la discusión política mediática en Estados Unidos desde hace varios años, sobre todo, del uso coloquial "neocon".

Pero el uso de Beverley me parece interesante por su precisión. Su texto puede leerse aquí: "El giro neoconservador en la crítica literaria y cultural latinoamericana" http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=105116595013 ).

Como decía, mi uso del término es más general. El año pasado publiqué este texto: "El último neoconservador" que quizá muestre algo más de lo que quiero decir con este término: http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/8914331


El PRI BUENO Y LOS INTELECTUALES (Y LINK DE LA REPLICA DE SANCHEZ PRADO)





Ignacio Sánchez Prado afirma que Krauze y EZLN, el 132 y Aguilar Camín, AMLO y Salinas, son emanaciones de una “matriz liberal”. Según él, la cultura política mexicana (y sus intelectuales) es presa del liberalismo.

Esa “matriz liberal” dicta que incluso oposición y grupos rebeldes idolatren al “Estado de derecho”. De acuerdo a su tesis, el llamado al orden liberal se traduce, por ejemplo, en que cada vez que el panorama es negro alguien cite la Constitución.

 Si hemos de discutir la promesa, o la imposibilidad, de una política radical en México, creo que aquí se encuentra el obstáculo fundamental: el impasse de un Estado de derecho absoluto que domestica cualquier pensamiento político desde su persistente e infinita reivindicación”.

Sánchez Prado es autor de Naciones Intelectuales: Las fundaciones de la modernidad literaria mexicana (1917-1959); editor de varios volúmenes y profesor de Washington University St. Louis.

Sus texto sobre la matriz liberal, y muchos otros, pueden consultarse en www.ignaciosanchezprado.blogspot.com

Sánchez Prado es uno de los analistas más interesantes de este momento. Sus intervenciones son clave.

Gusta de la polémica, y la ejerce dentro de las convenciones de la prosa académica, lo cual fortalece su seriedad analítica, y a veces domestica e institucionaliza su pensamiento.

En la expresión “matriz” liberal se asoma un error epistemológico: la hipóstasis.

Al hacer emanar de una constitución ideológica mexicana toda expresión cultural que analiza para su tesis, Sánchez Prado repite la lógica que critica. Decreta que revolucionarios e institucionales son uno. Para Sánchez Prado la jaula de la melancolía liberal no ha tenido afuera.

Además, su modelo es centrípeto y deja fuera circunstancias materiales. Compara textos, sin sus contextos. ¿De verdad es idéntico signo una indígena pidiendo se cumpla la Constitución y el enaltecimiento del Estado de derecho desde Los Pinos?

Al señalar que los opositores usen los mismos signos de sus opresores también liberales, ¿Sánchez Prado lamenta la falta de política radical o prepara una sutil apología de su imposibilidad?

La ambigüedad de su postura política lo pone a la derecha de la discusión.

Su postura arriesga ser un diagnóstico fatalista de que por más que los mexicanos lo intentan, al final del día, terminan volviendo al redil liberal, al PRI Bueno.

Sánchez Prado se ríe de los “liberales”, como un Zizek que, sin embargo, descree de Marx. Critica el liberalismo del PRI con la ideología del PRI: todo cabe aquí.

Al hacerlo sin política radical, elegir como blanco preferido la izquierda y opositores del gobierno y al ser marcadamente más benévolo con los intelectuales más cercanos al gobierno, la crítica de Sánchez Prado contra los “liberales” se mantiene dentro de la ironía neoconservadora.


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Sánchez Prado publicó una réplica en su blog: http://ignaciosanchezprado.blogspot.com/2012/11/un-comentario-agradecido-la-columna-de.html

Recomiendo leer los ensayos de Sánchez Prado (sobre todo los dos primeros links).

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 Tres links a textos polémicos recientes de Sánchez Prado:

"Democracia, Estado de Derecho, República Amoros y la imposibilidad de lo político en México"
http://ignaciosanchezprado.blogspot.com/2012/11/democracia-estado-de-derecho-republica.html


"El impasse liberal. Por un mexicanismo más allá del orden simbólico": http://ignaciosanchezprado.blogspot.com/2012/10/el-impasse-liberal-por-un-mexicanismo.html

"La generación como ideología cultural. El FONCA y la institucionalización de la narrativa joven en México"

http://www.academia.edu/1835291/La_generacion_como_ideologia_cultural_El_FONCA_y_la_institucionalizacion_de_la_narrativa_joven_en_Mexico