"Archivo Hache" es mi columna semanal en el suplemento cultural Laberinto del diario mexicano Milenio. La siguiente columna se publicó el sábado 21 de febrero del 2015.
Crítica al libro de artista
El libro de artista es la estrategia consistente en atravesar la crisis del libro a bordo de un objeto, manufactura y diseño bellos: un libro con aura (por no ser industrial… y poner entre paréntesis ¿su? crisis).
Muchos libros de artista, en realidad, son libros de artesano. Su forma deriva de las manualidades, la artesanía, el craftmanship.
A veces se supone que tiraje, materiales y trabajo artesanales bastan para hacer un “libro de artista”. Como pensar que cualquier paisaje al oleo, por ser bonito, logra ser arte. O creer que sonetizar y poetizar equivalen.
Definir al arte es arduo. Pero sabemos que rebasa lo bonito.
No distinguir entre el libro de artista y el libro artesanal provoca que el mundo del libro de artista tenga mucho de Classy Charlatán.
El mayor logro histórico del libro de artista es haber mostrado que los libros comunes son insuficientes, incluidos los libros de artista.
El libro de artista es un retro-centauro a medio camino entre las artes gráficas tradicionales y el arte contemporáneo. Esto no es necesariamente negativo, obvio, irrelevante o elogioso a sus jinetes, esto es, sus quijotes.
El libro de artista hoy vive un revival; es quizá el primer tipo de libro cuyo aura se fue y regresó. Después de una fase decadente a finales de siglo, revivió... ¿Renovándose?
Muchos libros de artista —como mucho arte contemporáneo— depende, sobre todo, del ingenio. Una bonita encuadernación, impresión delicada, ilustraciones atractivas, cuidado de diseño y ejecución, evidencia sensual de trabajo experto o curioso. El toque final: el ingenio.
Muchos libros de artista delatan y, a la vez, ocultan tratarse de obras más lujosas y ornamentales que artísticas. Con frecuencia, su presunción artesanal cubre un vacío.
Sólo visto como hoax podemos entender al libro de artista dentro del arte contemporáneo: el arte en problemas, cuyo hacedor está intoxicado de capitalismo.
El libro de artista es otra de las estrategias posmodernas a la que han llegado comunidades del libro para sobrevivir.
Lo que distingue al libro de artista es ser una estrategia de comunidades manufactureras del libro que se cruza con las estrategias de sobrevivencia de las artes gráficas, plásticas y visuales. En el libro de artista convergen la crisis del libro y la crisis del arte.
Pero también lo habitan otras crisis (desde las manualidades hasta las bellas artes).
El libro de artista se caracteriza por esconder la crisis al emplear sólo fragmentos de otras artes, evitando ser relacionado directamente con la crisis integral de tales disciplinas.
Por otro lado, ser un disimulado bricollage le permite embellecer al libro de papel como artefacto y materialidad (agónicas).
Todo libro de artista vuelve a sus técnicas, maquillaje mortuorio. Toda estética del libro es ya tanotoestética.
Léase este fin con ironía y sin ella: el libro de artista es el Día de Muertos del libro moderno.