14/9/12

LA IZQUIERDA COMO COARTADA


Visto desde la teoría, la izquierda en México es una coartada.

Su coartada consiste en acusar a la ideología y desafanarse de la hegemonía. Me explicaré.

La ideología es una descripción falsa de la realidad. Marx y Engels señalaban que la clase dominante propaga sus ideas para mantenerse en el poder.

En términos sencillos, la ideología se trata de una serie de ideas —y también instituciones o prácticas— que sirven para mantener engañadas a las masas y permitir que unos cuantos dominen.

La ideología sirve como justificación del orden social injusto; lo hace ver como natural, inevitable e incluso deseable, sublime.

Si la “ciencia” busca explicar la realidad objetivamente, la “ideología” es una explicación falsa (encubrimiento y perpetuación) que conviene a los poderosos.

El concepto de ideología ha sido rehecho desde su origen; célebremente por Althusser.

Pero el pensador italiano Antonio Gramsci se enfocó a la “hegemonía”.

Por “hegemonía”, Gramsci quería decir el consenso (coercitivo) que existe entre Estado y sociedad civil.

Gramsci argüía que el sistema de desigualdad capitalista es defendido por una trinchera (que es el Estado) detrás de la cual hay todo un sistema de fortalezas (que es la sociedad civil); es decir, Ustedes Somos Los Potentados.

Hay una diferencia básica, entonces: “ideología” es la creencia de que la sociedad civil es manipulada por la clase dominante, mientras que “hegemonía” es la creencia de que la sociedad civil y el Estado comparten un consenso.

La ciudadanía como víctima dormida de un control desde arriba. O la ciudadanía como cómplice del control.

A nivel teórico, la izquierda mexicana todavía cree en la ideología y no cuestiona la hegemonía.

Una nueva izquierda en México significa primordialmente la propuesta de un nuevo orden económico, junto con un replanteamiento de si el obstáculo cultural es la ideología o la hegemonía.

Decidir si el problema (superestructural) es que hay un grupo en el poder que ejerce un dominio ideológico sobre los ciudadanos, o si el problema radica en que los poderosos y la sociedad civil tienen un acuerdo. 

Y ¿cómo romperlo?

Ese acuerdo puede ser irracional pero existe, aunque no lo acepte abiertamente la sociedad. Ni la izquierda quiera tocar el tema para no ofender al electorado.

El discurso de la izquierda mexicana abusa del concepto de ideología y finge demencia ante la hegemonía.

Esa izquierda habla de un “Pueblo” dominado ideológicamente por “el grupo en el poder” porque no quiere reconocer que el “Pueblo” es el co-protagonista de la hegemonía.

La izquierda tradicional apunta hacia la trinchera y con ese mismo dedo quiere tapar las fortalezas conservadoras, precisamente, porque apunta desde una de ellas.

El Pueblo es el Complot.

Y la izquierda, la gran coartada.