27/9/14

SOBRE CERATI

Publicado en el suplemento Laberinto del diario Milenio (27 de septiembre de 2014)

SOBRE CERATI

Supongo que no soy el único que no se resigna a la muerte de Cerati.

Sabíamos que Cerati no regresaría de su estado vegetal en más de un sentido, simbólico, porque Cerati no solo era un estupendo rockero —uno de los puntos máximos del rock en español— sino una voz en quien confluían búsquedas venidas de otras esferas.

Si Cerati entró en coma fue porque algo más también agonizó.

Soda Stereo fue parte de una época de rock que no ha sido superada en el idioma español (y que el rock en inglés no puede).

En este Sur Global, el rock en inglés rompió fronteras en el periodo contracultural, hasta cierto momento de los ochenta y noventa, cuando el rock en español se consolidó y logró algo aquí que el rock anglo nunca podría: dar unidad identitario-musical a millones de jóvenes de modo post-norteamericano.

El rock latinoamericano promovió en masas de jóvenes lo que la literatura latinoamericana logró en sectores lectores: una ampliación del paisaje geo-afectivo, aquello “que me une con la Ciudad de la Furia” y más allá.

Y esa ciudad y ese más allá eran Buenos Aires, Lima, Managua, Santiago, Cali, Tijuana, San Juan y muchas otras ciudades de la furia latinoamericana.

La música es una utopía que siempre defenderé. Cerati era irremediablemente argentino. Pero era genial.

Como todo cantante nodal, generaba una confianza popular por una voz que rebasaba su individualidad.

Guitarra, batería, voz del rock son elementos de una reorganización del cuerpo, en que cuerdas, latido y experiencia se reposicionan para destruir límites previos, con cierto éxtasis y violencia.

Las mejores canciones de Soda Stereo son un intenso debate con el orgasmo.

Lo reaccionario del grupo es su obsesión (compartida por millones y el rock en general) por el amor. Pero si Soda Stereo consiguió ser cantado y bailado por tantos se debe (sobre todo) a ese momento en que la palabra y (sobre todo) el sonido dejan atrás al amor como valor dirigente.

“Un hombre alado extraña la tierra” es una línea (un verso) que sintetiza esa tensión, en que una disposición de dejar atrás un valor dominante (romantizado) entra en conflicto con un deseo de volver a él.

Ese era el hondo drama de Cerati, su salto y regresión, trascendencia y autodestrucción enredadas. Algo que compartió con Morrison y Cobain, y que rige a posmodernos tan dispares como Morrissey y Robert Smith, Martin Gore y Thom Yorke.

Cerati fue el himno de una inmediatez latinoamericana finisecular. Ya se fue su cuerpo. Quedan sus grabaciones, videos y memorias.

Después del Boom, el rock en español fue el lenguaje más renovador dentro de las estéticas latinoamericanas tecno-mediáticas. Cerati es el verdadero post-Boom.

Cerati era grande porque se fundía; él no interpretaba la música, la música lo interpretaba a él.

No sé si el rock latinoamericano repuntará otra vez. Sé que Cerati existió.

20/9/14

GOBIERNO COMPRA “SU” PASADO

Aparecido en suplemento Laberinto del diario Milenio, 20 de septiembre de 2014.

GOBIERNO COMPRA “SU” PASADO

Esta semana el gobierno mexicano, justo en el aniversario del medio siglo del Museo Nacional de Antropología e Historia (y los 75 años del INAH), anunció que compró, antes de su subasta, el llamado “Códice Chimalpahin”.

Antes de dicha subasta, escribí aquí diciendo que subastar un documento tan importante mostraba que el colonialismo nunca se acaba.

Fragmento del Códice Chimalpahin - INAH
El gobierno actúo de último momento, ¿¡horas antes!?, probablemente negociando un gran precio para la subastadora (y/o propietarios) y pidiendo se tomara en cuenta el posible desprestigio que esa venta podría provocar, en caso de que una universidad norteamericana o algún inversionista anónimo comprara ese juego de documentos coloniales.

Si el documento hubiera parado, por ejemplo, en una universidad norteamericana, sería un trofeo académico-imperial más. Como sabemos, empresas, instituciones y gobierno norteamericanos tratan a indígenas y tercer-mundanos como sub-humanos. Pero desean sus “riquezas” (materiales y simbólicas).

En el caso de gobiernos tercer-mundeados, la situación es otra (…y no). También tratan a los indígenas como sub-humanos —en México los perros de la clase alta viven mejor que millones de indígenas— y el gobierno solo los usa para folclóricos photo-ops y, un click después, seguir exterminando esas culturas y explotando esos cuerpos.

Los documentos ahí incluidos, además, son bastante problemáticos. Son visiones de letrados (Chimalpahin e Ixtlilxóchitl) en quienes habitan elementos tanto de defensa del corpus indígena como de la exitosa colonización de su ser.

Esos textos son registros de la Colonia definiéndolo todo.

No es ningún accidente que esos tres tomos hayan sido propiedad de Sigüenza y Góngora, un letrado de la Nueva España que veía a los indígenas como bestias. Si alguien no lo cree, simplemente, léalo.

Ahora el documento es definido y anunciado, obviamente, como un archivo fundacional de “México” y de sus ciencias-patrias (su historiografía, se ha dicho).

Si aceptamos esa afirmación, entonces lo que el gobierno está diciendo es que la historia mexicana y sus Humanidades están basadas en la dominación de los otros, y el enmascaramiento del genocidio, mediante actos de apropiación de “tesoros culturales” que ocultan cómo y para qué fueron elaborados y coleccionados.

Desde un punto de vista ético, estos documentos solo deben pertenecer a los indígenas de México, Centro y Norteamérica, cuyos cuerpos vivos y antepasados han sido violentados de modo atroz por el colonio-capitalismo.

Cuando exista un gobierno indígena americano debe reclamar ese llamado “Códice” (un nombre inexacto, exotizante y tramposo) y hacer con él lo que ellos decidan, desde perdonarnos hasta quemarlo.

Mientras tanto, la apropiación y uso de esos documentos es un acto más de guerra por parte de Occidente contra los indígenas.

16/9/14

AVISO

Agradezco la atención prestada al aviso que aquí hice. Muchas gracias!

12/9/14

LA NUEVA CIVILIDAD EN LA NUEVA POLÉMICA

* Publicado en suplemento cultural Laberinto de diario Milenio, México, 13 de septiembre de 2014.

LA NUEVA CIVILIDAD EN LA NUEVA POLÉMICA

Las universidades norteamericanas han sido un eficiente laboratorio para probar nuevos métodos de control conductual de poblaciones intelectuales. Lo que ahí se ensaya luego se implementa en otros ámbitos dentro y fuera de Estados Unidos.

Junto a la nueva etapa de militarización de su policía doméstica, una nueva lógica cultural se está perfeccionando en Norteamérica. Se busca fijar qué puede decirse (y cómo decirse) sobre la guerra (contra el terrorismo, el narco, etcétera)

En agosto, el profesor Steven Salaita publicó opiniones sobre cómo el genocidio en Gaza organizado por el Estado de Israel, continúa la lógica de exterminio de la ocupación de América a partir de 1492.

Pronto Salaita fue notificado por la Universidad de Illinois de que su oferta de contrato (en el Departamento de Estudios Indígenas Americanos) había sido retirada.

Se anunció como causa del castigo su falta de “civilidad” al expresar ideas.

Nueva regla: durante esta guerra global, intelectuales, académicos, escritores, periodistas, artistas y activistas deben expresarse con “civilidad”. De no hacerlo, quedarán fuera del mercado laboral.

En septiembre, el mismo término apareció en un comunicado del rector de la Universidad de California, Berkeley, indicando que la “libertad de expresión” debe ejercerse con “civilidad”.

Vayamos al centro de esta noción (que será clave en esta década).

“Civilidad” significa no ofender a los grupos que conducen la guerra.

“Civilidad” significa que tomes tu rol como “civil” y vigiles tu lenguaje y pensamiento para que no agreda al complejo militar-industrial que controla gobiernos y medios que controlan poblaciones.

Veremos todo tipo de ajustes, represalias, estímulos, procesos para asegurar esta cultura de la expresión —la polémica en donde tú serás tu primer policía— desde las redes sociales hasta las clases informantes.

Esta política ya se echó a andar en las universidades norteamericanas, la élite intelectual más privilegiada del mundo. De ahí pasará a países aliados, principalmente donde la opinión pública tiene amplios descontentos.

Pasaremos de las artes visuales a las artes civiles; de las literaturas (post)modernas a la escritura creativa civil; de las redes sociales a las redes civiles (de lleno); de las Humanidades a las Civilidades.

El civil es aquel que se (auto) vigila según los intereses de la policía y la guerra, ya que es empleado, residente y cliente, y no desea perder acceso a redes, hogar y mercado. “Seguridad”.

Internet será de lo más difícil de controlar, pero serán las represalias del mercado laboral las que invitarán al civil virtual a auto–regular su libertad de re–expresión.

En general, los ciudadanos desaparecerán para dar pleno paso a los civiles.

5/9/14

EL “ENSAYO CREATIVO” OFICIALIZADO

* Publicado en suplemento cultural Laberinto de diario Milenio, México, 6 de septiembre de 2014.

EL “ENSAYO CREATIVO” OFICIALIZADO

En el 2011 apareció en la convocatoria de becas del Fonca para Jóvenes Creadores. Este 2014 ya está consolidado en la convocatoria del Sistema Nacional de Creadores de Arte; hablo del “ensayo creativo”.

Tanto en “letras indígenas” como en “letras” (no indígenas) la categoría de “ensayo” ha sido reemplazada por la de “ensayo creativo”.

Se trata del triunfo de la categoría norteamericana de “creative writing” sobre la de “literatura”. Como ya se ha probado en Estados Unidos mismo, la “escritura creativa” sirvió para estandarizar y despolitizar al campo literario.

Sustituir “ensayo” por “ensayo creativo” desacelera que la reflexión literaria mexicana tome un rumbo que Conaculta desaconseja: que crezca el interés analítico, el purismo de la prosa disminuya y se sepulte el conveniente ensayo sobre nada (el típico ensayo mexicano sobre el arte de volar papalotes sin usar hilo o la biografía de la gemela desaparecida de la comilla que bajó el elevador y se volvió coma).

El ensayo lúdico (ensayo–poema) es vital para la imaginación ensayística. Pero una literatura que solo escribiese ese tipo de ensayos resultaría insulsamente derechista y exquisitamente anacrónica.

Conaculta pretende que una sub–rama del ensayo (el “ensayo creativo”) reemplace a todas las ramas del ensayo o, en el mejor de los casos, las obligue a entrar de contrabando en ese anglicismo.

El anglicismo, a la vez, privilegia un tipo de ensayo mexicano (de distracción culta) que creció (junto al PRI) para impedir el crecimiento del ensayo de crítica literaria, histórica o teórica (especialmente después del 68).

“Ensayo creativo” es una categoría blanda (el ensayo por el ensayo mismo); el ensayo “perfecto” para una dictadura perfecta, que necesita escritores que escriban muy bonito y sean poco críticos. El ensayo como gracioso pasatiempo letrado.

El cambio es arbitrario e incluso contrario al propio canon, ya que si pensamos, por ejemplo, en los dos principales ensayos de Paz (El laberinto de la soledad y Sor Juana o las trampas de la fe) son ensayos de crítica literaria, teoría, psicoanálisis e investigación. Son todo lo contrario de un “ensayo creativo”.

Seamos exactos: el “ensayo creativo” viene del sub–canon; el canon wanna be.

El “ensayo creativo” en México se consagra con escritores que creen continuar a Torri, Reyes, Arreola o Monterroso y que, en verdad, son Chespiritismo del ensayo.

Por supuesto, Conaculta no justificó su capricho y no sería imposible que el “ensayo creativo” haya aparecido por el descuido de algún comité de escritores que decidieron que el ensayo sobre cómo vestir pulgas debe ser el nuevo centauro de los géneros.

Como sea, el “ensayo creativo” ya está oficializado; es ya el nombre y criterio oficial del ensayo. Su caña de pescar, su embudo.