8/9/12

MARX MAKES ME HAPPY



La cara actual de la izquierda en Latinoamérica no es Hugo Chávez sino Camila Vallejo. Eso es peligroso, muy peligroso, para el capitalismo.

Alguien podría decir, ¿qué hay de peligroso en que una chica bonita (muy inteligente) haga atractivo al comunismo entre las juventudes de Latinoamérica?

¿De verdad necesito dar la respuesta? La izquierda hoy tiene la política de mayor belleza.

La izquierda latinoamericana, paulatinamente, adquirió nueva imagen y portavoces. Ser de izquierda se volvió cool.

Fue el Che. Luego la trova y Maradona, y dio su giro millenial cuando Gael García lo interpretó en Diarios de motocicleta. Lo que el EZLN necesita para reincorporarse al imaginario de la novísima izquierda es que Marcos se vuelva una película.

El marxismo se está popularizando. Este éxito exaspera a quienes prefieren mantenerlo en las bibliotecas de profesores de filosofía. Pero si Gramsci estuviera vivo me daría la razón: el marxismo debe ser mainstream. Volverse una contra-hegemonía orgánica de todas las clases (y redes) sociales.

Eso ya está ocurriendo a nivel global. Lo aceleró el fracaso estrepitoso del neoliberalismo. Así que surgirán más imaginarios, desde callejeros hasta mediáticos, del m@rxismo global, cuyo filósofo predilecto, por cierto, es Zizek.

Marx tampoco se espantaría. Al contrario, Marx quería ser popular. Usaba mass media de su siglo: el libro, el periódico; como luego usó la radio la Escuela de Frankfurt, y la posmo-izquierda norteamericana, revistas y webs. Adbusters inició Occupy.

La tercera parte de la población mexicana se identifica de izquierda. Falta un canal para televidentes de izquierda, que estarían más que contentos de que una cadena les diera noticias, espectáculos, películas, comedia, música, programación progresista.

Tan en boga está la izquierda entre las clases medias y la juventud, que se apropiaron de Twitter, y YouTube les sirve como la cadena de televisión de izquierda que quisieran tener todo el día prendida.

Lo que más urge a la izquierda mexicana no es un nuevo partido o líder sino un medio masivo propio.

No es ningún accidente que el programa mexicano más innovador del 2012 haya sido el debate presidencial organizado por el 132.

La novísima izquierda es experta en internet. Fenómenos como Anonymous demuestran la fuerza de las nuevas subculturas. Vienen con todo y además tienen mucha razón: este sistema tiene infelices a millones. Unos por el hambre; otros, por el tedio. 

Televisa es una droga pasada de moda.

En una sociedad en que al poder espectacular no le interesa perder rating, la izquierda debe buscar —contra todos esos puristas que dirán que significa frivolizarse— adquirir total popularidad.

El capitalismo ya ni siquiera a nivel ideológico es sexy.

Marx será más popular que la Coca Cola.