Uno de los escritores más sobresalientes de la literatura en México, Luis
Humberto Crosthwaite, decidió dejar las editoriales españolas.
Hace poco se le hizo un homenaje en Tijuana. En esos días, Eduardo Andrade
(periodista del semanario Zeta y escritor heterodoxo, por cierto) escribió un
artículo en que cita a Crosthwaite diciendo “estoy peleado con las editoriales
españolas”.
Le pregunté a Crosthwaite sobre esta
ruptura. Me dijo: “No quiero publicar con editoriales españolas porque me
parecen colonialistas y etnocentristas... En cuanto a mis libros anteriores,
los estoy publicando print on demand
y como obra reunida”.
Esto sugiere que Tusquets
modificó sus libros de un modo que no lo dejó satisfecho. Ahora los reedita tal
como él los escribió. Y los vende Amazon.
Crosthwaite es el
literato fronterizo mexicano mejor colocado. Mientras el resto sólo tenemos una
minoría de nuestros libros editados fuera de la frontera, prácticamente toda su
obra circuló en ediciones nacionales o españolas.
La jugada de
Crosthwaite es valiente. Es una resistencia.
Y no es
autopublicación como trampolín para entrar a la República de las Letras sino
para salir de ella.
Además, le da segunda
vida a su obra previa.
Un escritor de la
frontera México–Estados Unidos, con fuerte tatuaje idiomático, frecuentemente
tiene encontronazos con correctores y editores en torno a cambios en sintaxis y vocabulario. Cada palabra se vuelve una bronca.
La gramática literaria fronteriza es distinta
a la de Ciudad de México y España que, en general, creen que sus variantes son
la Real (Academia) y ven la fronteriza como provinciana-agringada que debe ser
corregida, limpiada.
Al autopublicar usando
impresión por demanda no se necesita pagar un tiraje de 500 o mil ejemplares.
El comprador ordena el libro en línea, se imprime ese ejemplar y llega a su
domicilio, usando el sistema norteamericano, donde el libro tiene buena
calidad, el lector paga menos y el escritor recibe más porcentaje.
En la región fronteriza, Amazon, Lulu y otros
servicios Print-On-Demand pueden ser convenientes. Crosthwaite puede usarlo para su
comunidad de lectores ahí y en Estados Unidos, donde ahora trabaja.
Este sistema es un paso más allá de las
llamadas “editoriales independientes” (subsidiadas y mayormente centralizadas).
En la frontera, podría consolidarse como el nuevo modelo de libro literario.
Si en México surge un
sistema confiable de impresión por demanda y envío, la autopublicación podría
tener auge e incrementar la independencia de los escritores respecto de las
mafias literarias, el mercado y el gobierno.
Crosthwaite no es el primero, pero sí el más
reconocido en hacerlo en la frontera.
El libro centralista tiene el poder. Pero ya
aparecen rutas para un nuevo libro migrante y sus correspondientes
lectores-coyote.
En la foto LHC y Ejival (editor de Static Libros). Ambos, por cierto, pioneros de hacer libros literarios Print-On-Demand en Tijuana.
En la foto LHC y Ejival (editor de Static Libros). Ambos, por cierto, pioneros de hacer libros literarios Print-On-Demand en Tijuana.