5/4/14

RULFO, UN ACADEMICO Y LA CIA

Según Patrick Iber —en el blog de U.S. Society for Intellectual History— el Centro Mexicano de Escritores (CME) recibía fondos de la CIA. 

Iber es un académico norteamericano de derecha disimulada.

Iber parte de un texto de Eric Bennett en The Chronicle Review (febrero) sobre el apoyo de la CIA a cierta literatura y titula su texto “How the CIA Bought Juan Rulfo Some Land in the Country” (“Cómo la CIA compró un terrenito campirano a Juan Rulfo”).

Para desacreditarlo, llama a Rulfo “alpinista, autor, receptor de fondos de la CIA” (patrickiber.blogspot.com).

Apenas apareció, algunos medios mexicanos repitieron el alegato de Iber (y sumando errores) y entre chistes y chismes en redes sociales, se desdibujó que la Fundación Farfield (ligada a la CIA) otorgaba solo 2% del presupuesto anual de la CME.

Esa cifra obviamente invalida la tesis de que la CIA mantenía al CME.

Iber sabe esto y por eso agrega que la CIA pagó sueldo y un terreno a Rulfo. Pero no da prueba alguna. Con nulo profesionalismo, Iber lanza cortinas de humo con fraseologías y teorías de conspiración.

Según las especulaciones de Iber, la CIA daba dinero a Rulfo para contrarrestar literatos de izquierda como Pablo Neruda.

Lo que Iber oculta a sus lectores en inglés es que la obra de Rulfo, por reflejar la pobreza rural, fue adoptada por la izquierda latinoamericana (que Iber, por cierto, busca desacreditar en otros textos suyos).

Leídos con cuidado, sus alegatos son burdos, y llegan al extremo de plantear que mexicanos como Rulfo se aprovecharon de la pobrecita CIA.

Las fantasías de Iber respiran cierto discurso racista al retratar mexicanos como mañosos y vividores de recursos norteamericanos.

Ante un texto tan factualmente cuestionable, prejuicioso y sensacionalista, es inevitable preguntar para qué publicarlo.

Al revisar otros textos suyos, Iber nos informa en Inside Higher Ed —apenas días antes del texto contra Rulfo—, en tono desesperado, que busca un puesto permanente en una universidad norteamericana y que el tiempo se agota.

Su confesión laboral da contexto a publicar un texto difamatorio y amarillista contra Rulfo, que toma como un caso del tipo de intelectual latinoamericano que ofrece explicar en sus cursos (cuyo perfil ideológico, por cierto, puede consultarse en Internet).

Iber busca publicidad a su carrera (y su próximo libro) con una historia tan sensacional como insustancial.

Decidió usar lectores presurosos, estereotipos, y un Rulfo que ya no puede responder acusaciones que valen 2%.

Iber, sin duda, logró usar a Rulfo para ganar 15 minutos de currículum en Internet. El chisme trasnacional de Rulfo y la CIA, en cambio, durará más.

Pero, caray, en tiempos de neoliberalismo contrarreloj, ¿qué puede importar la reputación de un escritor muerto al sur de la derecha académica?


** 
POSDATAS:

Leer la nota en Milenio: aquí

Noten cómo en esta entrevista, Iber no responde las preguntas y el entrevistador no cuestiona:
 Parece tratarse de un cuestionario —no una entrevista—, en que el encargado (Geney Beltrán Félix) no pide evidencia a lo dicho por Iber ni cuestiona sus falacias o falta de respuesta a la pregunta hecha. Parece ser un cuestionario enviado por Internet y luego puesto en copy-paste como si fuera una entrevista.

Nótese, en este otro ejemplo, cómo la falta de evidencia dura es disimulada mediante especulaciones sensacionalistas y cómo, de nuevo, el periodista lo permite porque lo que quiere es una nota que llame la atención —como lo indica el titular— no periodismo serio o investigación: http://www.espanol.rfi.fr/americas/20140331-juan-rulfo-un-escritor-sueldo-de-la-cia 

En este otro ejemplo, la información, sencillamente, tiene errores de redacción y atribución (se atribuye a Bennett lo que dice Iber), creando la sensación (probablemente accidental) de que hay más de una fuente respaldando una información que, en realidad, no tiene evidencia seria alguna: http://www.ejecentral.com.mx/la-cia-financio-el-centro-mexicano-de-escritores/ Sin embargo, nuevamente, veamos el título de la nota.

Son muchos los puntos cuestionables de los alegatos de Iber. Iber insiste en que la prensa mexicana no quiso tomar el caso. Lo hace para que más y más medios repitan su información (sin evidencia). Otro punto notorio es cómo intenta reparar esa falta de información arrojando hipótesis amarillistas sobre el supuesto fracaso de la CIA o las intenciones que atribuye a distintos actores y, en general, la idea de que Rulfo fue un vividor de dinero norteamericano. Sabe que el lector se quedará con esas imágenes pintorescas y no pondrá atención en lo falaz de los argumentos, extensión de las especulaciones y falta de pruebas reales. Los periodistas que cubren la historia, por su parte, no parecen ocupados de toda esta serie de huecos y fallas de investigación: reproducen la información sin cuestionar nada. La idea de que Rulfo "fue financiado" y (además) "engañó" a la CIA vende.


¿Periodismo chamaqueado? ¿Amarillista? ¿Descuidado? ¿Apresurado? ¿Oportunista?  ¿Amateur? ¿Sesgado? ¿Mercadotécnico? Cualquiera que sea la respuesta exacta, lo claro es que este caso de un supuesto lazo de Rulfo y la CIA es un ejemplo de cómo el periodismo mal hecho participa de la creación de desinformación. 

Sigamos de cerca cómo prosigue este caso.