25/8/12

LA TRADICIÓN SE VOLVIÓ UNA RED


El efecto de las redes sociales sobre la literatura mexicana no ha sido percatado por la crítica o la academia.
Comenzó en 2002 con el blog y su redistribución del poder literario.

Antes del blog era la aparición en revistas y editoriales de la Ciudad de México lo que construía el pre-canon de jóvenes plumas. Editores en DeFe controlaban el ingreso a la “tradición”.

El blog provocó un leve cambio. El norte fue especialmente efectivo en hacer sentir su presencia y beligerancia al centro (que, por cierto, no supo entender el lenguaje post-literario del blog).

Esto cambió con la aparición de Facebook y Twitter.

Para ese momento, el norte cometió el error de integrarse a la “literatura mexicana” y la siguiente generación de escritores en el norte ya no tuvo —ni siquiera en su primera fase— el ánimo polémico de generaciones norteñas previas. Nacieron tierradentrizados.

El tiempo real “compartido” venció a la historia de una resistencia.

Las redes sociales sirvieron en México para que al fin de la primera década del siglo se conformara, por primera vez, una red de contactos inmediatos entre escritores de distintas geografías.

El poder y prestigio de las revistas decayó. No totalmente.

Las redes sociales —sobre todo FB— se volvieron una plataforma complementaria a los procesos estándar de pre-canonización.

Y, sobre todo, hicieron posible el fenómeno dominante de la literatura mexicana actual: su transición de un modelo vertical a un modelo horizontal.

El escritor mexicano pre-redes sociales aspiraba a integrarse a una línea diacrónica, que lo conectaba con escritores muertos y el Honorable Pasado Inmediato; a partir de las redes sociales y su “democratización”, el escritor mexicano actual promedio aspira a conectarse horizontalmente con sus pares.

Lo favorable es que se debilitó la tradición vertical, la “sucesión”.

Lo desfavorable es que ese debilitamiento del peso simbólico de lo vertical fue acompañado de una consolidación de la estructura gubernamental que distribuye el reconocimiento del status dentro del mundo literario.

Nótese, por ejemplo, la disminución del espíritu parricida y el incremento de la concentración en el seguimiento horizontal de la carrera de los pares.

Se aflojaron las jerarquías verticales. Pero se extendió el fascismo entre elementos contemporáneos del sistema.

Por un lado, internet incitó la preeminencia de lo horizontal sobre lo vertical; por otro, el fortalecimiento del aparato cultural gubernamental fue un contrapeso para evitar la caída completa de la pirámide.

Esta combinación de factores salvó la “unidad” y lo “nacional”.

No sé si será permanente pero ahora la literatura mexicana activa es más una red que una tradición.

Esa red tiene inercia centrípeta, autoritaria. Ella es el nuevo enemigo.


--
* Me pidieron dar el link de un texto complementario: "No norteños, perros o narquillos"

** Aquí puedes revisar el suplemento Laberinto (Milenio) completo o leerlo en su blog: www.sclaberinto.blogspot.com