* Publicado en suplemento cultural Laberinto de diario Milenio, México, 13 de septiembre de 2014.
LA NUEVA CIVILIDAD EN LA NUEVA POLÉMICA
Las universidades norteamericanas han sido un eficiente laboratorio para probar nuevos métodos de control conductual de poblaciones intelectuales. Lo que ahí se ensaya luego se implementa en otros ámbitos dentro y fuera de Estados Unidos.
LA NUEVA CIVILIDAD EN LA NUEVA POLÉMICA
Las universidades norteamericanas han sido un eficiente laboratorio para probar nuevos métodos de control conductual de poblaciones intelectuales. Lo que ahí se ensaya luego se implementa en otros ámbitos dentro y fuera de Estados Unidos.
Junto
a la nueva etapa de militarización de su policía doméstica, una nueva lógica
cultural se está perfeccionando en Norteamérica. Se busca fijar qué puede
decirse (y cómo decirse) sobre la guerra (contra el terrorismo,
el narco, etcétera)
En
agosto, el profesor Steven Salaita publicó opiniones sobre cómo el genocidio en
Gaza organizado por el Estado de Israel, continúa la lógica de exterminio de la
ocupación de América a partir de 1492.
Pronto
Salaita fue notificado por la
Universidad de Illinois de que su oferta de contrato (en el Departamento
de Estudios Indígenas Americanos) había sido retirada.
Se
anunció como causa del castigo su falta de “civilidad” al expresar ideas.
Nueva
regla: durante esta guerra global, intelectuales, académicos, escritores,
periodistas, artistas y activistas deben expresarse con “civilidad”. De no
hacerlo, quedarán fuera del mercado laboral.
En
septiembre, el mismo término apareció en un comunicado del rector de la Universidad de
California, Berkeley, indicando que la “libertad de expresión” debe ejercerse
con “civilidad”.
Vayamos
al centro de esta noción (que será clave en esta década).
“Civilidad”
significa no ofender a los grupos que conducen la guerra.
“Civilidad”
significa que tomes tu rol como “civil” y vigiles tu lenguaje y pensamiento para
que no agreda al complejo militar-industrial que controla gobiernos y medios
que controlan poblaciones.
Veremos
todo tipo de ajustes, represalias, estímulos, procesos para asegurar esta
cultura de la expresión —la polémica en donde tú serás tu primer
policía— desde las redes sociales hasta las clases informantes.
Esta
política ya se echó a andar en las universidades norteamericanas, la élite
intelectual más privilegiada del mundo. De ahí pasará a países aliados,
principalmente donde la opinión pública tiene amplios descontentos.
Pasaremos
de las artes visuales a las artes civiles; de las literaturas (post)modernas a
la escritura creativa civil; de las redes sociales a las redes civiles (de
lleno); de las Humanidades a las Civilidades.
El
civil es aquel que se (auto) vigila según los intereses de la policía y la
guerra, ya que es empleado, residente y cliente, y no desea perder acceso a
redes, hogar y mercado. “Seguridad”.
Internet
será de lo más difícil de controlar, pero serán las represalias del mercado
laboral las que invitarán al civil virtual a auto–regular su
libertad de re–expresión.
En
general, los ciudadanos desaparecerán para dar pleno paso a los civiles.