19/5/12

A propósito de marcha anti-Peña Nieto convocada por redes sociales, subo la columna que publiqué en Laberinto, Milenio hace dos meses sobre twitter.


Vivir bajo el efecto de Twitter

En 2006, Twitter asaltó al mundo con su microblogging de 140 teclazos, que parece mezcla de telégrafo, pantalla de horarios de vuelos, chismógrafo, teleprompter y lista de acciones de la Bolsa.

El secreto de Twitter: es un remedio virtual, una tecnología ansiolítica.

Usamos Twitter para aliviar angustia. Mientras hacemos algo que da ansiedad, tuiteamos.

No lo sabemos, pero las redes sociales tienen menos que ver con gente queriendo estar conectada una con otra “para evitar el vacío” —como dijo Lipovetsky en México— que con un escape de las relaciones sociales vigentes (sobre todo, laborales y familiares) y el desasosiego y malestar que provocan.

Te metes a Facebook, Youtube o Twitter para bajar el stress.

¡Oh, pornografía en línea!

Internet es un medio de evasión de la presión producida por una sociedad asfixiante.

Twitter es la más inteligente de las redes sociales. Uno puede elegir a quién leer, al contrario de Facebook donde aceptar que alguien te siga es condenarte a leer sus tonterías.

Twitter es más interesante que Televisa.

Estas redes son precursoras de futuros medios de comunicación.

Twitter no sólo calma ansiedad personal. También ha sido un medio de rebelión colectiva.

En México, desde hace más de un año, casi todos los días al menos uno de los Trending Topics en Twitter tiene que ver con descontentos políticos masivos.

Es falso que Twitter sea sólo un pasatiempo donde la gente escribe, lee y no pasa nada. Por Twitter se han inflamado protestas y sublevaciones.

Es probable que Twitter incluso esté siendo utilizado por agencias para influir en la opinión pública.

Twitter es la opinión pública electrónica queriendo influir en la Opinión Pública.

Twitter en un Think Tank que unas veces sufre déficit de atención y otras Transtorno Obsesivo-Compulsivo.

Al contrario de Las Vegas, lo que pasa en Twitter no se queda en Twitter.

El otro lado de las redes sociales es el efecto boca a boca. Lo que se tuitea se convierte en plática en taxis, oficinas, camas, llamadas.

Twitter, además, no desplaza a los periódicos o revistas: los integra en links.

Justo cuando pensábamos que los periódicos estaban en riesgo, las redes sociales los han vuelto más populares que nunca.

Y lo que los medios no informan, la gente lo retuitea.

En años electorales, Twitter y Facebook hacen sus propias campañas.

El pintor Paul Klee pareció pronosticar a Twitter. En 1922 hizo una obra con acuarela, pluma y óleo, titulada Die Zwitscher-Maschine —“Twittering Machine” en inglés—: “Máquina de Trinar”, un mecanismo (con manivela) de alambres-pájaro gorjeando.

Como el armatoste de Klee, Twitter es bobo y siniestro, tierno y distópico, una polifonía de mensajes tecnológico-bestiales.

Lo más intrigante: aún no sabemos qué efectos secundarios tendrá Twitter.