7/7/12

LA PROLE SIN CABEZA


Este 2012 se cumplen —sin que a muchos importe— 50 años del libro marxista más interesante hecho en México: Ensayo sobre un proletariado sin cabeza de José Revueltas.
 
“Proletariado sin cabeza” significa “proletariado sin su partido” realmente representativo. Revueltas creía que la izquierda fue secuestrada por la burguesía nacional. Pedía un partido de clara tendencia marxista-leninista.

Pero hay una segunda (más sutil) explicación del título. La expresión “proletariado sin cabeza” significa una clase trabajadora que no ha podido hacer de la filosofía su “arma espiritual”, idea que Revueltas tomó de Marx a propósito de la Filosofía del derecho de Hegel.

“Proletario sin cabeza” es la “prole” —al decir de la familia Peña Nieto— sin “conciencia de clase”, que Revueltas define como una fusión de la clase trabajadora con “el pensamiento teórico”. Una clase trabajadora que no sabe que debe luchar por derrocar al capitalismo.

La vida del proletariado sin cabeza, entonces, es controlada en México por un régimen sin necesidad de “una dictadura férrea”. Pero sí, según Revueltas, mediante una “dictadura de clase”.

Gobernantes, empresarios y sus ideólogos dirigen la nación para mantener sus beneficios de clase, dice Revueltas.

En México, esa dictadura de clase se ha auxiliado del “demo-marxismo”.

El demo-marxismo es una izquierda pragmatista y reformista: “oficial de la ideología democrática-burguesa ‘más avanzada’, de los economistas del capitalismo de Estado y de los consejeros de ‘izquierda’ de la presidencia de la República”.

El demo-marxismo se caracteriza por su desdén a los textos marxistas, el socialismo científico y por su idea de “adaptar” el marxismo a México, como si en el país no aplicara el materialismo histórico.

(El demo-marxismo, además, es nacionalista.)

En la práctica, apunta Revueltas, el “demo-marxismo” se traduce en políticas en que el problema de la clase trabajadora es manejado “como algo que debe estar sujeto a la acción protectora del Estado”. (Al modo del PRI o PRD actuales.)

Su clave consiste en predicar que como el “proletariados sin cabeza” no puede encabezar una lucha de transformación social en el país, una supuesta izquierda moderada burguesa debe, entonces, tomar las riendas siguiendo la lógica “queramos o no, es la que está al frente del proceso, es la que lo dirige”.

El “demo-marxismo”, dice Revueltas, “es el estado de enajenación ideológica esencial en que se encuentra la clase obrera mexicana desde la toma del poder por la burguesía en 1917”.

Las ideas de Revueltas no han perdido vigencia.

Sólo habría que hacerle un reparo. Cincuenta años después, la izquierda oficial mexicana perdió todo rastro marxista. Hoy es sólo demo-izquierda: “moderna”, “moderada”.

Un combo de hamburguesía demo-política: PRI Bueno, Marcelo, PAN y vino.