5/10/12

POESIA MEXICANA 2012


Esta semana quiero escribir sobre la poesía mexicana hoy. Escribir desde el desprendimiento, desde la revisión de una epidermis perdida.

Paradoja: en la poesía mexicana hoy no hay gran ensayo.

Paz —cuyo legado es problemático—, empero, fue un poeta moderno: un poeta con prosa de ideas. A las generaciones siguientes el ensayo se les cayó de las manos. La idea perdió gravedad, vértigo, necesidad. Devino souvenir y tour.

El ser del poeta se relajó. Coloquio, falta de visión y neoclásica estafeta amiga de nichos en la República de las Letras dañaron la tensión que Paz supo construir entre su lengua y los Contemporáneos, en cuyo arco se fabricó la estrecha “tradición”.

Para colmo esa República no supo respetar los márgenes —los años setenta— que le hubieran dado oxígeno.

No hay poema largo. El poema largo exige visión. El poeta mexicano actual está anímicamente incapacitado para el aliento largo, para el viaje consumado, en que cada estación depara un propósito y una acreción.

Los mejores poetas mexicanos han compuesto con la mente. Han sido pensadores. Desde Sor Juana hasta Gorostiza. A la poesía mexicana hoy le falta mente. Oído-idea.

Otra falta: su despolitización. Los poetas post-paceanos ya no tuvieron la sensibilidad —la enervación requerida— para la pasión política. No hay sed de justicia que desee nueva música para hacer temblar los muros de la mierda política.

Como Bolaño ironizó, el poeta mexicano es microbio inofensivo, deseoso de ser amado por sus congéneres.

Contravenir no es lo suyo. El PRI domesticó su espíritu.

En los últimos días, además, escarba en donde sólo hallará otro amo.

Hay un giro hacia el posmodernismo, un intento de acercarse a la poesía norteamericana post-todo. Al conceptualismo, por ejemplo. Pero ese turismo de lo norteamericano posmoderno es acrítico. Hay collage, apropiación, documentación, etcétera, y hay también cierta literatura del trauma (sudamericanista). Ahí no hallarán sino versiones tercermundeanas de poesía entreguista. Segundas vueltas.

Deseo colonizado, resurgido en la reciente literatura mexicana en general, debido a Internet y el mercado español, al que desean llegar exhibiendo signos de una dócil transnacionalidad.

Hay una crisis en la poesía aún más grave que en la narrativa. Una falta de reflexión.

La poesía no es literatura. Pero ya no lo saben muchos. Poesía es disidencia drástica, descontento cofrade de poder de palabra densa.

Exactitud parlante, y desequilibrio pulpo, alarma que es otra gramática.

El error nucleico del poeta mexicano actual es que quiere ser un buen escritor con tal de no trastornar su ciudadanía acomodaticia. Recibe beneficios, ¿para qué poesía?

La poesía es esporádica. Radica en la espora. Hoy la espora no ha prendido vara alguna. Pero la poesía volverá. La pedirán las ciudades.

Las literaturas mueren. La poesía tiene otras tierras.