31/5/13

LA NUEVA PELÍCULA DE JODOROWSKY ES...

Pronto veré La danza de la realidad, la nueva película de Alejandro Jodorowsky. Escribo esto en antesala, para decir qué pienso antes de verla.

El cine de Jodorowsky hoy se puede ver en YouTube. Antes veíamos La montaña sagrada o Santa sangre por clubes de cine o videocaseteras. Jodorowsky solía ser autor de culto; hoy es fenómeno de internet.

Jodorowsky fue mimo, teatro-loco experimental, escritor, cineasta y luego terapeuta. Psicomago se llama a sí mismo. Unos lo juzgan un genio; otros, un charlatán.

Ni genio ni charlatán: es un artista-terapéutico. Jodorowsky busca un arte no-neurótico. Este deseo lo vuelve un artista extra-ordinario.

Se le acusa de ególatra. Eso no es exacto. El defecto real de Jodorowsky es su excesivo entusiasmo, que todavía le produce autoengaños, que cobran forma de fans.

Dejó la hubris: la arrogancia de los héroes. Pero aún cree en la magia: la fantasía poética.

Creer en la magia le conduce a diositis, simbolitis, ritualitis (y solucionitis instantánea). 

Jodorowsky no ha querido darse cuenta que el hombre solo puede transformarse estableciendo una disciplina clara y permanente de crecimiento. Jodorowsky sigue buscando revelaciones, conversiones, poesía y fe en epifanías.

Ya sé varias cosas de la película. La primera es que la voy a disfrutar.

Jodorowsky hace películas significativas, piezas de arte psicoanalítico, distintas a la plaga emocional de Hollywood o Televisa.

Asimismo sé que esta película tendrá las virtudes de sus predecesoras: ser una película donde el personaje vive un drama vital que es una prueba de autodesarrollo. En Santa sangre, por ejemplo, el protagonista adquiere un aprendizaje tremendo.

En lugar de reiterar el arte, cine y literatura actuales —en que el mensaje es casi siempre “miren el idiota emocional que soy, por favor, rían o aplaudan la estetización de mi inmadurez”— Jodorowsky busca un arte a favor del crecimiento interno.

Sus libros y cine son crónicas simbólicas de procesos de sanación.

Y sé también que La danza de la realidad tendrá sus tradicionales defectos.

Como los previos, este film estará hecho para públicos cultos. Jodorowsky hace esto mediante el uso excesivo de simbología. Ese exceso de símbolos acarrea espectáculo visual.

Y al espectador le pide saber y apreciar una estética surreal que en nuestras culturas solo poseen las clases estéticamente entrenadas. Para entender bien a Jodorowsky, hay que ser iniciado y, para colmo, iniciado del arte.

Los que logran entender el cine esotérico jodorowskiano quedan fascinados por lo estético, y lo medicinal disminuye. Y la mayoría, simplemente, no podría entender tanta poetización y arte.

Ya viene la película. Ya casi la veo en cine o casa. Y puedo apostar que afortunada y desgraciadamente es medicinal y esotérica.

Ya les diré si me equivoqué o no.