"Archivo Hache" es mi columna semanal en el suplemento cultural Laberinto del diario mexicano Milenio. La columna de este sábado apareció el 18 de julio del 2015.
NOSOTROS LOS MEMES
Cada ciertas horas o días, el globo electrónico tiene algún motivo
para mofarse en cadena. El fin de semana pasado, por ejemplo, fue la mosca
española de Bill Cosby, el Grexit que No y la segunda fuga del Chapo. Pero esto
ha ocurrido miles de veces en las redes sociales.
Automáticamente después de un revés
electoral, desplome económico, gossip o fiasco farandulero, en Internet hay una
eclosión de memes, gifs o frases virales.
Hace unas décadas los retruécanos de
Cabrera Infante o Monsiváis (por citar ejemplos del español posmoderno) o la
comedia de Woody Allen (el clásico global) atrapaban el absurdo en plop-mínimos
pop.
Hoy en Twitter estos punch lines son confinados en 140 caracteres por cualquiera. (En la
Red todos somos Godínez). Son “mamadas”, quickies
o “relajos” virtuales.
Es la ocurrencia, chiste o broma, el comment para reírse (de uno mismo como
víctima cómoda). Los memes son la expresión máxima de este género, sólo
seguidos por los tuiteos o facebookazos gracejones para mostrar que uno puede
responder a cualquier golpe del Nuevo Orden Mundial.
En los memes o microblogging se confina
la venganza contra el presidente, el recorte o el alza. Adbusters alegaba hace meses que los internautas ya se han cansado
del ciber-activismo. No hay señal de esta fatiga: el humor viral cada día
inagotablemente cambia de trending topic.
Entonces, ¿qué nos dicen de nosotros
mismos los memes de la sociedad digital?
¿Dónde hemos actuado así antes? ¿En qué
lugar hemos crayoneado antes comics y síntesis satíricas para burlarnos de
nuestro lugar en el Mundo Kool-Aid?
En los baños. En las paredes de los
sanitarios públicos hemos dibujado lo que creemos la verdad descarada y hemos
trazado y respondido todos los dibujos obscenos imaginables en brutales series
infinitas de ocurrencias y réplicas, mucho antes de toda red social. En el WC
nacieron los abuelos de los memes.
En las prisiones. En las paredes de las
celdas los prisioneros desde tiempos inmemoriales han subido todo tipo de
burlas, quejas, aforismos para cagar todo lo que ha sucedido, todo lo que jode.
Lo que antes respondíamos en los baños
públicos y en las celdas ahora lo posteamos en las redes. Los memes y los
hashtags son formas carcelarias.
¿Qué son los comments? Otro género (anal) propio de internos.
Sin duda, el Chapo se escapó por segunda
vez en 2015 y, sin duda también, en 2015 nosotros seguimos atrapados en
Internet, y todo lo que podemos hacer es lanzar avioncitos de papel (sanitario)
entre las rejas.
Si hay algo que ya casi dos décadas de
memes deben enseñarnos es que Internet es nuestro nuevo penal de máxima
seguridad.