16/6/12

Numerología política del 132


Junto a una causa social urgente se requiere un nombre, lema o símbolo que cohesione e inspire a una nueva identidad cultural. Eso fue “#YoSoy132”. 

Analicemos su numerología política.

Colectividad fuertemente individualista: “Yo soy”. Mensaje de sus videos: querer contar uno por uno.

Por eso parten de juegos de número (“#”). Pero sin ser masa. No les atrajo “Ninis” o “Prole”. Ni tomar el “Somos Legión” de Anonymous o el “99%” de Occupy.

“#YoSoy132” es fórmula cuya magia es mostrar que “son más de los que crees” y simultáneamente mantenerse élite pensante en que no se pierde el rostro, y en lugar de máscaras se prefiere enseñar la credencial universitaria.

Asirse a la cifra 132 es una manera de no volverse los incontables y anónimos 60 mil muertos de la narco-guerra calderoniana.

“Somos estudiantes. Somos un antiguo minero, o un joven rebelde, o una burguesa guapa. Somos lo que ustedes no son” decía un primer manifiesto, algo narcisista.

Es azar —o guiño inconsciente— que la cifra 132 sea complementaria de 68 y sumen un bicentenario alternativo.

132 es un intento psicohistórico de cerrar la herida del 68; de resolver el 2 de octubre no se olvida (depresivo).

Los estudiantes evitan pensar en repetición del 68, aunque está en su inconsciente como sugiere su reacción a defensa de Peña Nieto sobre “Atenco”, que simboliza el fantasma de ellos ser reprimidos por el gobierno.

#YoSoy132 es un fenómeno de la generación Millenial mexicana, nacida a partir de 1982. Post-Gen X. Anti-nihilistas.

Los Millenials tienden a ser Yo-Yos y 132 es un subgrupo crítico-activista de Mex-Millenials. Aparecer hoy no es azar: sus primeros miembros alcanzan los 30.

Siento 32 es aviso de que su madurez comienza. Otra generación toca la puerta. Antes del relevo, 132 quiere dejar su marca, actuar.

Este subgrupo generacional es además la primera manifestación pública de lo que he llamado —en mi libro La increíble hazaña de ser mexicano— el “nuevo mexicano”.

Los nuevos mexicanos carecen de aquel ingrediente de la vieja mexicanidad: “No se puede”.

Los 132 crecieron en alternancia; no vivieron como generaciones previas en el No-Se-Puede-con-el-PRI. Son post-foxistas.

132 funciona porque tienen una Buena Imagen —no son “indios” o “revoltosos”, SME o “maestros”—: son lo juvenil que la propia Televisa impulsó como lo más fresco y atractivo.

Pueden ser percibidos como RBD anti-EPN y Morena Fresa: 132 “cool”.

Si esos mismos reclamos y millares fueran encapuchados, la clase media se asustaría. Pero video-rostros de la Ibero facilitaron la buena acogida.

132 es cibercultura post-EZLN.

En pre-elección, 132 es una esperanza contra televisoras y PRI.

Pero en verdad nadie sabe si serán la “nueva conciencia” del “2012” —por cierto, 20 + 12 = 32— o el principio de 132 No Alcanzó.

2012 está por contarse.

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* Nota: Un lector me hace ver que el 11 de mayo —día del encontronazo de Peña Nieto en la Ibero— fue el día 132 del año.